El otro día estuvimos haciendo un debate en clase de Lengua sobre la violencia de género. Con esta actividad aprendimos cómo se desarrolla un verdadero debate con un moderador que dirigía las intervenciones, daba los turnos de palabra, sacaba las conclusiones… y unos participantes que daban su opinión libremente respetando el orden de palabra. Esta actividad también nos ha servido para ampliar nuestros conocimientos sobre este tema y abrir nuestras mentes a otras opiniones.
La violencia de género es una agresión física o psicológica ejercida contra una mujer por el hecho de serlo dentro del hogar.
Hay distintos tipos de violencia de género:
Violencia física. Es la más reconocida socialmente y es normalmente percibida objetivamente por nosotros y deja unas huellas externas. Este tipo de violencia facilita la toma de conciencia de la víctima por ser la más visible. Engloba todo lo referido a empujones, mordiscos, patadas, puñetazos… causados con las manos, algún objeto o arma.
Violencia psicológica. Implica una manipulación en la que la indiferencia o el silencio le causan la víctima sentimientos de culpa e indefensión, lo que hace que aumente el control del agresor sobre la víctima. Esto aparece normalmente acompañando a otro tipo de violencia y supone amenazas, insultos, humillaciones, desprecio desvalorizando su trabajo… aunque también puede aparecer aislada cuyo objetivo es lograr los fines del agresor.
Violencia económica. El agresor controla el acceso de la víctima al dinero. Impidiéndola trabajar de forma remunerada, obligándola a entregar sus ingresos, haciendo el agresor uso de ellos.
Violencia social. El agresor la aísla de su entrono limitando los contactos sociales y familiares, que son unos apoyos muy importantes en estas situaciones.
Violencia sexual. Pretenden imponer una relación sexual no deseada mediante intimidación, indefensión, presiones físicas, psíquicas. La diferencia entre la violencia sexual y la psicológica es que la primera tiene el objetivo de la libertad sexual de la mujer y no su integridad física, como es el caso de la segundo. Los más impresionante es que hasta hace poco tiempo la legislación no consideraban a estos hechos agresiones si se producían en el matrimonio.
Durante este debate estuvimos tratando distintos aspectos:
1. La violencia doméstica es una pérdida momentánea de control.
En ocasiones las agresiones pueden ser causadas por una explosión de ira incontrolable, pero éstas no representan ni una cuarta parte. La mayoría de las veces las agresiones son producidas como una forma de descarga de tensión que buscan hacer sentir a la persona dominadora sobre otra. Una vez que se atraviesa esta barrera de respecto la agresión es cada vez más frecuente. Esto hace sentir a la persona dominada inferior llegando a producirse una dependencia hacia la persona dominadora.
2. La violencia doméstica no es para tanto. Son casos muy aislados. Lo que pasa es que salen a la prensa y eso hace que parezcan que pasa mucho.
Los casos que salen en los medios de comunicación como la televisión, el periódico, la radio, Internet… representan una pequeña parte de la realidad. Se estima que solamente denuncian el 10% de las víctimas, muchas de ellas no lo hacen o las retiran por miedo. Según unos datos recogidos por el Ministerio de Interior el 6% de las familias de Andalucía son provistas de agresiones físicas. En ocasiones los medios de comunicación nos pueden llegar a insensibilizar debido a que cada vez que encendemos la televisión y vemos las noticias comienzan con un titular sobre la violencia de género. Un niño pequeño que esté cenando y las vea, se acabará normalizando a esta situación, ya que para él es normal comenzar la cena con un plato de noticias de violencia de género. Pero la función de los medios de comunicación no tiene que ser esa, sino la de informar a la población de lo que sucede y platear algunas medidas para solucionarla. Hay que resaltar que estos datos no son aislados y que cada número, cada cifra… son personas que están sufriendo y tenemos que luchar por ellas. Las personas expertas en violencia doméstica afirman que sólo denuncian alrededor del 10% de los casos. Según datos publicados por el Ministerio de Interior (1991; 35), en el 6% de las familias andaluzas existen malos tratos físicos.
3. Los hombres que maltratan a las mujeres son violentos por naturaleza.
La mayoría de los hombres que maltratan a sus parejas no son violentos con otras personas, sus relaciones con ellas suelen ser bastante buenas y respetuosas. Por lo que no es que estas personas no puedan controlar su ira, sino que la descargan con otras personas sobre las que se sienten superiores y tienen derecho a actuar así. A lo largo de nuestra vida todos sentimos momentos de rabia y frustración, pero nuestros ideales, valores y respeto nos impiden descargar esta ira sobre los demás agrediéndoles.
4. El hombre que maltrata es un loco o un enfermo.
Es muy fácil pensar que un hombre que maltrata es un enfermo o loco, porque sencillamente no entendemos la conducta de estas personas. Se dice que estas personas son enfermas porque intentamos justificar sus acciones. Pero si realmente lo fueran se comportarían de la misma forma con cualquier persona, agrediendo no solamente a la mujer. En este caso se intentaría un tratamiento que evitase estos comportamientos. Pero la realidad es que no esto no es lo que sucede ya que los maltratadores son unas personas aparentemente normales.
5. Si una mujer maltratada continúa con el maltratador, es culpa suya por seguir viviendo con ese hombre.
Las mujeres que padecen maltratadas tienen una debilidad psicológica y un bajo autoestima. El estado confuso de incertidumbre debilita sus defensas convirtiéndola en un estado de indefensión. Muchas mujeres piensan que no tienen dónde ir y creen no tener salida.
6. El maltrato a mujeres solamente ocurre en familias con pocos recursos económicos.
Este suceso ocurre en todas las clases sociales. Las mujeres maltratadas en las clases sociales medias y altas recurren menos a los Servicios Públicos, por lo que la estimación de su frecuencia es difícil.
7. Maltratan porque pierden el control. Mucha gente piensa esto pero la realidad es que no es así. El agresor expresa su malestar donde tiene poder y la seguridad de que nada malo les puede suceder.
8. Los hombres maltratadores agreden porque ellos también han sufrido malos tratos en su infancia. Esto no es totalmente cierto ya que hay algunos hombres violentos sin antecedentes de una violencia familiar. Por otro lado hay también algunos hombres que han sufrido malos tratos durante su niñez pero que actualmente son unos grandes defensores de la igualdad y luchan contra la violencia.
9. La violencia dentro de casa es un asunto no debe salir fuera. Muchas veces estos son los argumentos que utiliza el agresor para imponer su autoridad, su poder y mantener el control. Ya que una ayuda externa puede ser un gran apoyo para la víctima lo que debilitaría al agresor. La violencia es un problema de todos, es increíble cómo pueden avanzar las tecnologías en unos años sin embargo somos incapaces de respetarnos y evitar violencia, una de las pilares básicos de una buena convivencia.
10. En el caso de tener hijas e hijos es mejor aguantar. Las hijas y los hijos son unas víctimas directas de la violencia hacia la madre. Estos hechos conllevan trastornos de conducta, de salud y de aprendizaje.
11. Los hombres violentos son los adictos a las drogas, el alcohol, los parados, con estrés en su trabajo... son violentos como efecto de su situación personal. No todos los hombres desempleados, alcohólicos... son violentos. Es curioso como prácticamente todos los hombres violentos únicamente lo son en su núcleo familiar y no con el resto de las personas que les rodean. Incluso a veces cuando sucede un acto de este tipo algún vecino o gente que les conoce se quedan extrañados, porque con ellos se muestran de otra manera: simpáticos, razonables, agradables, amables…
12. Siempre se exagera cuando se habla de violencia contra las mujeres. La violencia contra las mujeres es la mayor causa de lesiones a mujeres por encima de accidentes de tráfico, asaltos, violencia callejera…
13. - La violencia de género es violencia en la pareja. Una de cada tres mujeres ha sufrido abusos en algún momento a manos de agentes del Estado, miembros de su propia familia o conocidos, por lo que la violencia de género no siempre se da en la pareja, sino que se puede producir en otros ámbitos de la vida.
En el fondo estas creencias intentan justificar estas actuaciones, reducir la responsabilidad y la culpa del agresor. Además del compromiso que debería asumir toda la sociedad para prevenir y luchar contra este problema.
Consecuencias psicológicas para la mujer maltratada
El síndrome de la mujer maltratada consiste en una adaptación a la situación difícil incrementando la habilidad para afrontar estímulos adversos y reducir el dolor, cambiando la forma de verse a sí mismas, a los demás y al mundo. También pueden desarrollar sentimientos depresivos, de rabia, baja autoestima, culpa, rencor y dificultades en sus relaciones personales.
Estas mujeres tienen dificultades para dormir con pesadillas en las que reviven lo pasado, están en alerta, vigilantes, irritables y con problemas de concentración. Tienen una gran ansiedad que les producen problemas de salud causando importantes depresiones.
Desarrollo del síndrome de la mujer maltratada
Podemos distinguir dos fases:
En la primera fase, la mujer está confusa y desorientada, renuncia a su propia identidad y ve en el agresor aspectos positivos que la ayudan a negar la realidad. Están agotadas por la falta de sentido que el agresor pone en su vida, sin comprender lo que sucede. Se encuentran solas y aisladas de su entorno familiar y social, en constante tensión ante cualquier respuesta agresiva de su pareja.
En la segunda fase se dan las consecuencias a largo plazo. Se refiere a las etapas por las que pasan las víctimas a partir del momento en que se dan cuenta de la relación que están viviendo. Al principio las mujeres se sienten heridas, estafadas y avergonzadas, además de encontrarse apáticas, cansadas y sin interés por nada.
Conclusión
La violencia de género degrada a la persona tanto al agresor como a la víctima. Al agresor porque su comportamiento no es el de una persona que sepa convivir con el resto violando los derechos de la víctima. La víctima porque es anulada por la persona dominante y sufre las consecuencias de esta agresión, llegando a sentirse como un ser inútil que no sirve para nada y que depende totalmente de su agresor al que tiene idolatrado como si se tratase de un ser superior, omnisciente y a la vez al que teme porque no sabe cómo va a reaccionar en cada momento.